jueves, 28 de mayo de 2009

• Los buenos, los malos y los feos

Como psicólogo que lo soy desde hace más de tres décadas, perdóneseme la inmodestia, estoy preparado para aplicar e incluso diseñar todo tipo de pruebas o tests psicológicos, de inteligencia, actitudes, valores, personalidad y todos los fenómenos psicológicos que sean susceptibles de evaluación y o medición.
En este sentido, me permito formular una hipótesis que, desde luego, estaría sujeta a comprobación y, claro, como cualquier ser humano me puedo equivocar; de cualquier modo la formulo, hela aquí:
Si les aplicase un test de inteligencia a todos a quienes se ha mencionado como aspirantes a ocupar la gubernatura del estado para suceder al actual titular del ejecutivo estatal, Mario Marín Torres; considero que el más alto puntaje lo obtendría, el ingeniero químico industrial, Alberto Amador Leal; por múltiples razones de las que sólo señalaré una sola: él es hasta el momento el único que ha sabido plantear con claridad, sencillez y brevedad la problemática económica, social y política que afecta al pueblo de México, de los riesgos a que nos exponemos si esta situación no se corrige a tiempo, y de lo que tenemos que hacer, priístas y no priístas, para evitar la catástrofe que se avecina y corregir el rumbo.
Aclaro también que no lo estoy promoviendo para que él sea el candidato del PRI, partido al que pertenece, ni creo que por su “mayor inteligencia” sea el designado por las cúpulas de su partido, con frecuencia eso en lugar de ser un atributo se convierte en un obstáculo en el sistema político imperante; tampoco pretendo afiliarme a dicho partido, ni estoy en la lógica de que el sucesor de Marín, a toda costa, tiene que salir del partido tricolor. Es más, ni siquiera es mi amigo, como tampoco es obvio tengo motivos para considerarlo lo contrario. Tengo amistad y fraternal hermandad con Jesús Morales Flores y lo considero un digno prospecto; con Víctor Hugo Islas me llevo muy bien desde que éramos mozalbetes pero tiene muchos peros; con Blanca Alcalá hay una relación amable y de mutuo respeto desde antes que contendiéramos por la presidencia municipal; con Enrique Doger hay un trato cordial lo mismo que con Javier López Zavala, pero ninguno de los dos me simpatiza para gobernador, son de los que en lugar de caminar, levitan; con Mario Montero Serrano el clásico saludo de dientes para afuera pero jamás ha tenido un minuto para escuchar lo que siente un periodista que piensa muy diferente a su papá; con Jorge Estefan Chidiac, hay que tener hígado para aguantar sus desplantes tecnócratas, y con Enrique Agüera Ibáñez, que se ha mencionado, aunque él jamás haya reconocido que la está buscando por la vía tricolor, hay un trato civilizado y de personal aprecio, pero hasta allí.
Por la vía del PAN, con el único que me llevo de cuates es con Paco Fraile, aunque discrepo absolutamente de su visión de país, pero eso no obsta para que conste una amistad inquebrantable. En cuanto a Rafael Moreno Valle y Humberto Aguilar Coronado, son francamente infumables, da la impresión de que se sienten hechos a mano y por las manos de Dios, no he podido compartir ni un ápice de sus declaraciones. Ana Tere, aunque pienso totalmente distinto a ella, me parece una excelente persona digna del mayor de mis respetos, es buena política. En el flanco izquierdo la llevo muy bien con Pepe Momoxpan y me gustaría que creciera su precandidatura aunque a mi modo de ver, está muy verde.Con todo, como titula su columna nuestro director Pabo Ruíz, no es “nada personal”. El único que ha advertido de los graves riesgos que corre el país con la errática política de Felipe Calderón, de manera objetiva y racional, es Alberto Amador Leal, vale la pena leer lo que piensa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario