martes, 26 de mayo de 2009

• La pudrición de la clase política

La descomposición que afecta a la clase política mexicana que desde hace décadas disfruta de las mieles del poder tiene en Jorge Estefan Chidiac el mejor ejemplo de tal degradación, sus más recientes declaraciones lo confirman y lo colocan como punto insoslayable de la agenda política local.
Los casos de Rafael Moreno Valle, Javier Lozano Alarcón, Valdemar Gutiérrez Fragoso, Elba Esther Gordillo Morales, y otros casos de ex priístas menos notables que de la noche a la mañana se convirtieron a la ideología y programa del Partido Acción Nacional, son emblemáticos, pero ninguno tan químicamente puro en su dualidad prianista como Charbel, que tal es su primer nombre y con el que lo llaman sus amigos más cercanos.
Ya todos los medios se refirieron a sus más recientes expresiones de que hay que gravar con IVA, alimentos y medicinas, a contracorriente de lo que pregonan los candidatos de su partido que, oficialmente, todavía es el PRI. No tiene caso abundar en ello. De hecho desde los tiempos de Vicente Fox, se ha encargado de hacerle los trabajos de fontanería a los gobiernos del PAN, y a los despistados del PRI como el que encabezó Manuel Bartlett.
Banquero al fin, formado en instituciones ultra conservadoras, Charbel trae mareados a los gobernantes y diputados con sus cálculos financieros, y como nuestros mandatarios y legisladores llegan a sus respectivas “chambas” más por ser hermanos, amigos o compadres del hombre fuerte en turno, que por sus conocimientos sobre finanzas públicas; no han encontrado mejor elemento para encargarse de la hacienda pública que Charbel que, desde luego, figura en la lista de los suspirantes a suceder al actual huésped de Casa Puebla, y en un descuido hasta podría ser candidato de los dos: el PRI y el PAN, para poner fin a la guerra sucia que desde hace meses vienen protagonizando los dos partidos “fuertes”.
El caso de Charbel es como el hexagrama número doce del oráculo chino el I Ching, formado por dos trigramas, arriba el cielo y abajo la tierra, llamado PI que significa el Estancamiento, mismo que aunque presenta el orden natural de las cosas, el cielo encima de la tierra, no es un hexagrama favorable, y prefigura la pudrición, la inmovilidad y la degradación. En periodos de estancamiento, como el que vivimos, la suerte favorece a quien no lo merece.
El I Ching recomienda “para combatir esta inmovilidad decadente, esforzarse por ser virtuoso y evitar las situaciones honoríficas, que a menudo ocultan la desdicha o las dificultades”. “Los seres nobles, (como el pueblo al que pertenezco), no por lo que sucede se apartan de sus principios y en caso de opresión anunciada se refugian en la resistencia patriótica”. Eso dice el I Ching.
Dirán que lo que acabo de escribir está en chino, así es, léase: pretensiones como la de Charbel simplemente están condenadas al fracaso, aún cuando llegaran a aprobarse.

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