lunes, 25 de mayo de 2009

• Todo lo que viene ¿conviene?

En el mundo la figura que atrajo la atención este día, otra vez, es el presidente norteamericano Barack Obama, con su insistencia de cerrar la prisión de Guantánamo, pese a que el senado le negó por abrumadora mayoría (90 Vs. 6) los 80 millones de dólares (una bicoca) para los gastos que eso implica; y aún cuando las organizaciones de derechos humanos lo presionan para que enjuicie los ocho años del gobierno de George Bush por sus prácticas de tortura en el supuesto combate al terrorismo e incluso lo acusan de incumplir sus promesas de campaña; Obama pide calma, él tiene su propia agenda de prioridades y no va dar su brazo a torcer para juzgar y sancionar a su nefasto antecesor tan fácilmente. Es muy probable que sí lo haga, pero más adelante, cuando el clamor no sólo venga de las organizaciones de derechos humanos, sino del grueso de la población, esa será su justificación y su defensa. Un dato es muy claro Obama es inteligente, Bush no; Obama tiene visión de Estado; Bush nunca la tuvo, fue un simple ganster mafioso que llegó al poder por esas veleidades que tiene la política en el imperio. Con Obama es factible que se mejoren las relaciones con Cuba y hasta es posible que se ponga fin al bloqueo y en la Revolución Cubana haya mayor apertura sin que tenga que derrumbarse el régimen como ocurrió en la URSS. Obama goza de simpatías en La Habana, lo pude constatar hace una quincena que estuve por allá invitado por la Central de Trabajadores de Cuba, la gente en la calle y distinguidos funcionarios ven con buenos ojos al negrito y no sólo por su color, sino por lo que dice.
En nuestro país la situación económica, política y social, tiende a empeorar, pese al discurso de Felipe Calderón de que “vamos por el camino correcto”. No es aumentando impuestos como podrá sortear los gastos y compromisos contraídos, eso lo único que podría provocar es que los ánimos se exacerben más de lo que ya están, y al malestar de los maestros, obreros, campesinos y amas de casa, se agregue el de los empresarios y los consumidores, es decir, de toda la población. Realmente el secretario de hacienda Agustín Carstens le ha resultado un pésimo consejero, porque sigue aplicando las mismas recetas que le administra el Fondo Monetario Internacional, que ya demostraron su ineficacia. Bien haría Calderón en mirar lo que sucede al sur del continente, donde Rafael Correa, en Ecuador; Evo Morales, en Bolivia; Tabaré Azcona, en Uruguay; Michelle Baquelet, en Chile; Lula da Silva, en Brasil e incluso, su repudiado Hugo Chavez, en Venezuela; están orientando sus respectivas naves, por senderos muy diferentes a los que les imponía el FMI. Más todavía, Obama en EU, está adoptando medidas en materia económica que se apartan completamente de la ortodoxia neoliberal.
Lo que sucede en la entidad poblana está marcado por el asunto de la sucesión gubernamental. Mario Marín Torres, no supo, no quiso y ya es muy difícil que pueda, ejercer un gobierno responsable de cara a la sociedad. Perdió credibilidad, y su fortuna personal sería iluso calcularla sobre la base de sus percepciones legales. Abundan los columnistas que calculan que su patrimonio rebasa con mucho el acumulado por el gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán que se estima en más de mil 500 millones de dólares, ¡imagínense! Los brotes de inconformidad social se registran por todos los rumbos del estado, y los candidatos del PRI y el PAN, principalmente, no atinan a decir nada sensato. El fantasma del abstencionismo sigue creciendo conforme avanzan las campañas.
Y en el municipio capital, la maestra Blanca Alcalá, hizo bien en hacer un llamado a la mesura y a la reconciliación entre todos los actores políticos y sociales. Dijo lo que desde hace mucho debió decir el IFE, pero Luís Garibi Harper y Ocampo ¿Dónde anda?

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